Bebé, Educación, Español, familia, Maternidad, Salud y seguridad

Terror en el laboratorio

Nunca olvidaré el día que llevé a mi bebé al laboratorio clínico para hacerle pruebas de sangre. Fue el fin de semana pasado.

Una vez llamaron a mi bebé para ir a tomar las muestras de sangre, yo me quedé en recepción pagando. Mi niño gritaba de dolor y terror. Yo conozco su llanto. No podía soportar escucharlo así. LA recepcionista estaba tomándose todo el tiempo del mundo en atenderme, mientras yo quería ir a socorrer a mi pequeño. Le dije que mi niño no paraba de gritar y tan pronto pagué la cuenta, salí corriendo a consolar a mi bebé. Cuando vi el rostro de mi esposo, pensé que perdería el control y le daría un puño a la enfermera, que sin compasión exprimía el dedito de nuestro pequeñín para obtener la sangre que no pudo colectar de un tubo.

Cuando el monstruo en disfraz de enfermera se dio por vencida de intentar sacar la sangre del dedo de mi cría, lo tomé de los brazos de mi esposo. Nunca había visto a mi bebecito llorar y sollozar con tanto sentimiento. Nuestro parecer es que el pediatra de nuestro hijo, ordenó hacerle demasiadas pruebas en un solo día. Mi error fue el no preguntarle lo que conllevaba realizar todos esos estudios en una sola visita al laboratorio.

Lección aprendida: Los padres debemos preguntar al pediatra todos los detalles sobre los estudios médicos que se le realizarán a nuestros hijos. Aunque el médico siempre usa su criterio profesional para determinar lo que sea necesario para la buena salud de su paciente, no tenemos que verlo como la opinión y/o decisión absoluta. Igualmente como con la vacunación, tenemos derecho a inquirir en este aspecto.

¿Me sentí culpable del mal rato que mi chiquito vivió? Sí. Pero no puedo vivir en la culpa, si no en la sabiduría que me dejó la experiencia. Créeme que si hubiera sabido de antemano los detalles de los estudios, le hubiera pedido al pediatra que hiciera órdenes médicas por separado para no tener a mi bebé sufriendo tanto en un solo día. ¡Requerían tres tubos de sangre de un bebé de tan solo un año de edad!

Luego de entregar la orina de mi bebé, nos dijeron que si las muestras de sangre colectadas no eran suficiente, el procedimiento debía repetirse.

¿En serio? ¿Quién va a seguir esta instrucción? Yo no. Afortunadamente mi hijo está sano y son exámenes de rutina. Así que no tengo prisa de realizar esto tan pronto. Y tampoco llevaré a mi peque al mismo laboratorio donde no tienen un personal adecuado para trabajar con infantes.

Espero que a ti que me lees y a otras mamis les llegue este mensaje antes de que les ocurra lo mismo que a mí. ¡Compártelo con tus amigas mamitas también!

Abrazos,

Edaliz

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